En el Valle tenemos un dicho, “el agua es oro”, porque es escasa y preciosa, porque sin agua no hay vida, sin agua los sueños y los proyectos quedan sepultados bajo tierra y no crece ni la esperanza.

Cuando llegué a El Arenal en 2003 ya había escuchado hablar de Donald Hess, el Loco Hess, como le decían por la zona. Un suizo que había llegado años antes a estas tierras junto a su mujer Ursula buscando elaborar vinos únicos de altura extrema. 

Creían que esta tierra desértica llena de cactus, ahora conocida como el viñedo “El Arenal”, podría producir algo excepcional. Y aquí se instalaron, construyeron su modesta casa y plantaron sus primeras vides. Con
la habilidad de Donald de rabdomante, ese extraño talento para encontrar agua con una vara de madera, a pesar de lo que todos le decían, marcó una cruz en la tierra y dijo, “es acá”. Empezaron a perforar y al sexto día, a 200 mts de profundidad y contra todo pronóstico, encontraron lo que parecía imposible: el agua empezó a brotar. De esta particular manera, sobre un valle de arbustos achaparrados, los únicos que le plantaban cara al Zonda, nació El Arenal, un viñedo con historia y cualidades únicas.

El día que llegué por primera vez al Arenal, Donald me abrió la tranquera y me mostró los viñedos que habían plantado en 4 años. Eran plantas chicas, que no superaban los 40 cm. Me preguntó si se podía hacer algo, y luego de algunas pruebas y estudios le contesté que sí, había que hacer cambios, pero el viñedo podía crecer.

Carismático y seductor, me respondió rápido, “si estás tan seguro, vení y hacelo vos”. Y así fue que nos instalamos con mi mujer, Sonia Carolina, en El Arenal porque había que estar ahí, había que escuchar la tierra,
entenderla, mamarla como decimos los argentinos. A los dos años los viñedos empezaron a producir, a los cuatro ya teníamos uvas de calidad y a partir de ese momento, este viñedo ubicado a 2600 metros sobre el
nivel del mar se convirtió en el arma secreta de Colome.

Javier Grané,
Gerente de Viñedos
Vineyard Manager Bodega Colome